La Muerte...


la vemos en la lejanía con temor y horror.
Pensamos en ella con tristeza y dolor como si fuera el Vacío y la Nada.
Para algunos es el sueño eterno, para otros el fin de los fines. Sin embargo, la muerte no es más que una cara de la misma moneda. La moneda de la Vida.
Si la miras por detrás, verás que ella ES el nacimiento, y el nacimiento Es la muerte. Verás sólo una cara a la vez, pero ambas suceden al unísono. Es un subibaja que funciona como si fuese un interruptor de apagado/encendido. La Vida y la Muerte conectadas entre sí de una misma fuente. Es el sueño y la vigilia; el dormir y DESPERTAR.

El hecho de que no veamos a través de nuestra percepción vacua y terrenal lo que sucede después no quiere decir que no haya nada más allá, o más bien más aquí y ahora. Así que ánimos! La muerte es sólo un proceso, parte de la vida.
Sí, para quienes quedamos aún en la Tierra y vemos partir a un ser querido, las emociones que causan ese proceso pueden llegar a ser muy intensas, y está bien si las experimentamos pero hay que comprender que no es un adiós ni un hasta nunca. El espíritu sigue latente, y está con nosotros, pero en otro plano.

Lo que propongo con esto es que cuando un ser querido parta, no nos lamentemos sobre un cuerpo cuya alma ya no está sino que nos enfoquemos en recordarlo con Amor, le ayudemos en su partida para que continúen su camino hacia su propia evolución, deseándole buen viaje, y quizás, un hasta pronto.

Fuera del tiempo

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